Relajación: física, mental y espiritual
Autor: Indu Sandhu, practicante de yoga y ayurveda
"El alma que se mueve en el mundo de los sentidos y, sin embargo, mantiene los sentidos en armonía...... encuentra el descanso en la quietud". Bhagvad Gita
Vivir con la mente y el cuerpo relajados es nuestro estado natural, nuestro derecho de nacimiento; sólo el ritmo de nuestras vidas nos hace olvidar este principio cardinal. Los que conservan este arte, poseen la clave de la buena salud, la vitalidad y la paz mental. La relajación es un tónico para todo nuestro ser, que libera vastos recursos de energía.
El estado de la mente está intrínsecamente ligado al estado del cuerpo. Si los músculos están relajados, la mente está naturalmente relajada; mientras que si la mente está ansiosa, se siente en el cuerpo. Todas las acciones se originan en la mente. Cuando la mente recibe un estímulo para la acción, envía un mensaje a través de los nervios para que los músculos se contraigan y se preparen. En este mundo, la mente se ve continuamente asaltada por estímulos que hacen que uno se paralice en el patrón de respuesta de "lucha o huida" alertado. Como consecuencia, las personas pasan gran parte de su vida, incluso mientras duermen, en un estado de tensión mental y física. Todo el mundo tiene sus propios puntos conflictivos, ya sea una mandíbula apretada, un ceño fruncido o un cuello rígido. Esta tensión innecesaria no sólo provoca muchas molestias, sino que también supone un enorme desgaste de nuestros recursos energéticos y una causa importante de cansancio y mala salud.
Por lo tanto, la relajación es una parte integral de las prácticas ayurvédicas y yóguicas. La relajación adecuada tiene tres aspectos: físico, mental y espiritual.
Para relajar el cuerpo, túmbate en la postura del cadáver(Shavasana) y tensa primero y relaja después cada parte de tu cuerpo, trabajando desde los pies hasta la cabeza. Esta alternancia de tensión y relajación es necesaria, ya que sólo conociendo la sensación de tensión se puede conseguir la relajación. Entonces, como en la vida normal la mente ordena a los músculos que se tensen y se contraigan, a través de la autosugestión se envía el mensaje a la mente para que se relaje. A través de la práctica se aprende a utilizar la mente subconsciente para extender esta práctica a los músculos involuntarios del corazón, el sistema digestivo y los demás órganos.
Para relajar y centrar la mente, respira de forma constante y rítmica y concéntrate en tu respiración.
La relajación espiritual implica desprenderse y convertirse en testigo del cuerpo y la mente.
A través de la relajación se experimentan las sensaciones de fusión, de expansión, de ligereza y de calor. La relajación no es tanto un estado como un proceso, una serie de niveles de profundidad creciente. A través de ella se producen ciertos cambios fisiológicos: se consume menos oxígeno y se elimina menos dióxido de carbono, se reduce la tensión muscular y disminuye la actividad del sistema nervioso simpático. Incluso unos pocos minutos de relajación profunda reducirán la preocupación y la fatiga de forma más eficaz que muchas horas de sueño agitado.